martes, 4 de diciembre de 2012

Evolución del latín:


El latín tardío o latín vulgar cambió muchos de los sonidos del latín culto o clásico 
Los más importantes procesos fonológicos que afectaron al consonantismo fueron: la lenición de consonantes intervocálicas (las sordas se sonorizan y las sonoras desaparecen) y la palatalización de consonantes velares y dentales, a menudo con una africación posterior (lactuca > gallego, leituga; español, lechuga; catalán, lletuga). Ambos procesos tuvieron mayor incidencia en el Oeste (de las lenguas occidentales, el sardo fue la única que no palatalizó). Otra característica es la reducción de las geminadas latinas, que solamente preservó el italiano.
  • Los fonemas /k/ y /t/ se palatalizan si les precede una yod:
    • Si a <c, qu> /k/ sigue una /e/ o /i/ muta a /tʃ/ en la Romania oriental y /ts/ en la occidental (y según la evolución de cada lengua romance, posteriormente a /s/ o /θ/).
    • Si a /t/ sigue una /i/ en diptongo muta a /ts/.
  • Palatización del fonema /g/ hacia una [ʤ] ante e, i que después muy pronto se fricativizó en la Romania occidental resultando en una [ʒ]; este último sonido fue el que se conservó en francés, catalán y portugués, mientras que en castellano, primero se ensordeció dando una [ʃ] que luego terminó velarizándose en el sonido moderno de la jota /x/ durante los siglos XVI y XVII.
  • Los diptongos ae y oe pasaron a ser /ε/ (e abierta) y /e/ (e cerrada) y el diptongo au, da paso a ou y finalmente /o/.
  • El sistema de 10 fonemas vocálicos, 5 largos y 5 breves, se fue perdiendo, pasando a ser de 7, sufriendo luego más cambios en las lenguas romances. Así en el castellano, por ejemplo, las variantes abiertas  y  se convirtieron en los diptongos ie [je] y ue [we], respectivamente, mientras que en el sardo se fusionaron con las variantes cerradas /e/ y /o/; por lo tanto estos dos idiomas cuentan con sólo cinco vocales: /a, e, i, o, u/.
  • Todas las oclusivas finales (t, d, k, p, b) y la nasal /m/ se perdieron por lenición.
Aquí también se podrían agregar algunos otros cambios fonéticos, como la pérdida de la /d/ intervocálica en castellano o la pérdida de la /n/ y /l/ en portugués, catalán y occitano.

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