martes, 18 de junio de 2013

Itálica (Santiponce- Sevilla) 2 :

La historiografía moderna, desde Ocampo y Morales en el siglo XVI, siempre fue consciente de la importancia de la ciudad, así como del nacimiento en ella de tres emperadores: Trajano, Adriano y Teodosio, cantados por Rodrigo Caro en su famosa Canción (a los que aún habría que sumar al hijo mayor de éste, Arcadio4 ). Las ruinas fueron objeto de visita, admiración y desolación, de numerosos viajeros extranjeros, que dejaron por escrito, y a veces dibujadas, sus impresiones. Todo su prestigio, historia y fama no bastaron, sin embargo, para salvarla de ser objeto de continuado expolio, y una permanente cantera de materiales desde la época árabe, incluso en la época ilustrada. En 1740 el Ayuntamiento de Sevilla ordenó derruir los muros del anfiteatro para construir un dique en el Guadalquivir, y en 1796 aún se volaron zonas de la primitiva vetus urbs para construir el nuevo Camino Real de Extremadura. La primera norma legal de protección del yacimiento se produjo el 9 de febrero de 1810, bajo la ocupación napoléonica, ordenando devolverle su viejo nombre de Itálica, y destinando un presupuesto anual para excavaciones regulares, que, sin embargo, no se llegaron a materializar hasta 1839-1840, y debidas al empeño de un simple y desconocido funcionario.5 En 1873 los expolios seguían siendo vandálicos.6 Por Real Orden de 13 de diciembre de 1912 Itálica fue declarada Monumento Nacional, pero, tras otras normas menores, no ha sido hasta el Decreto 7/2001, de 9 de enero, de la Junta de Andalucía, cuando se han delimitado claramente la zona arqueológica de Itálica y los ámbitos de su protección efectiva.7 Sus ruinas son hoy un principal atractivo turístico a 7 km al norte de Sevilla.

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